sábado, 10 de febrero de 2007

Primera plaga del año


A pesar de haber tenido un invierno de temperaturas muy moderadas, los insectos no han dado señales de vida en los dos últimos meses. Las temperaturas algo más frías y los días más cortos no les dejan muchas oportunidades de mostrar su actividad. Pero la llegada de los días más largos y la subida de las temperaturas han provocado el comienzo de otro ciclo de vida.

Los huertos, aunque con intervención humana, son sistemas naturales. Donde hay plantas pronto aparecerán bichitos "listillos" que vendrán a buscar comida, y puede ser que otros bichitos también listillos que vendrán a comerse a los anteriores, creando un ecosistema pequeño, pero muy activo.

El hortelano, entenderá todo esto; pero, siendo también otro ser vivo de este ecosistema, que además quiere comer de la misma planta que el primer listillo bichito, hará que surja uno de los principales motores de los ecosistemas: la competencia.

Pues exactamente eso nos ha ocurrido a nosotros. Nuestras magníficas nabizas, que como podéis comprobar en la foto "están para comérselas", han recibido la visita de un nuevo inquilino que además de querer habitar en ellas quiere comérselas. Nosotros, que también queremos comérnoslas, no hemos recibido con agrado esta visita. Por lo que nos hemos puesto manos a la obra para pedirles a estos okupas que se vayan a huertas y campos más grandes.


Nuestros visitantes son minadores de las hojas (Lyriomiza sp.), y les encanta comerse las hojas por dentro, dejando la epidermis intacta y creando una red de túneles en su interior(ver foto).

Resulta que este bichillo es un díptero (mosquita), cuyos jóvenes vástagos disfrutan haciendo túneles.

Combatirlos con medios ecológicos es difícil. Sólo nos queda ir eliminando las hojas afectadas manualmente. Al ser nuestro huerto no muy grande y la plaga no muy extendida hasta ahora el trabajo parece que será posible sin eliminar mucho de nuestra futura cosecha.

También, vamos a utilizar otro medio biológico de lucha, el Bacillus thuringiensis. Este ser vivo es una bacteria muy eficaz contra larvas de lepidópteros -las típicas orugas-, y menos contra larvas de otros insectos. No sabemos como irá con los minadores, pero vamos a probar. Este bacilo provoca problemas gástricos e inanición en las larvas que lo comen provocando su desaparición.

En la agricultura ecológica, el objetivo fundamental no es eliminar todo ser vivo que no sean las plantas, incluso aunque se las coman, lo que se pretende es tener las plagas controladas para que el daño no sea muy grande, pero siempre manteniendo una dinámica propia de un ecosistema lo más natural posible.

En fin, que cuando estás cuidando tus plantitas y, de repente -¡Horror!-, descubres un bicho comiéndoselas, no sienta muy bien. Pero, luego, en frío, piensas "si un bicho viene a comérselas es porque deben estar muy buenas" -y la autoestima te sube un poco-. Luego te alegras de que en la terraza haya tanta vida -ese es uno de los objetivos del huerto urbano: permitir un poco de vida entre el cemento-. Después, surge el reto de intentar controlar la situación -lo que te proporciona otra bonita y enriquecedora experiencia. Y, finalmente, como escritor de bitácoras, piensas: "si no fuera por estas cosas que pasan ¿qué coño iba a escribir?".

¡Hay que ser positivos!

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